ARQUETIPOS
Alexandra sulca martinez
dragón
europeo
En Grecia la palabra drakon, de la que deriva su nombre
actual en varios idiomas, se utilizó originalmente para designar cualquier
gran serpiente. El dragón mitológico, cualquiera que sea la apariencia que
asuma posteriormente, sigue siendo en esencia una serpiente
En general, en Oriente Medio donde las serpientes son
grandes y mortíferas, la serpiente o dragón son símbolos del principio del
Mal. Es el caso del dios egipcio Apepi, la gran sierpe del mundo de la
oscuridad.
No obstante, los griegos y los romanos, aunque
aceptando la idea procedente de Oriente Medio de la serpiente como la
simbolización del mal, también en ocasiones atribuyeron a la gran
serpiente-dragón poderes benéficos.
Sin embargo, en general, la reputación de maldad de los
dragones resultó ser la más extendida y en Europa desbancó otros atributos.
La cristiandad fundió las antiguas deidades tanto benéficas como malignas
condenándolas conjuntamente. En el arte cristiano el dragón se convirtió en
el símbolo del pecado y el paganismo y, como tal, se mostraba derrotado bajo
los pies de santos y mártires.
El Tiamat caldeo
La forma de los dragones ha cambiado desde
los tiempos más remotos. El dragón caldeo Tiamat tenía cuatro patas, un cuerpo
escamoso y alas, mientras que el dragón bíblico del libro del Apocalipsis, “la
vieja serpiente”, poseía múltiples cabezas como la Hidra griega.
Debido a que no sólo poseen cualidades que
inspiran tanto terror como idea de protección, sino que además presentan un
aspecto decorativo, los dragones se utilizaron muy pronto como emblemas
guerreros.
En La Ilíada, el rey Agamenón portaba en su
escudo una serpiente azul de tres cabezas, al igual que los guerreros noruegos
posteriormente pintaron dragones en sus escudos y esculpieron sus cabezas en
las proas de sus barcos. En la Inglaterra anterior a la conquista normanda, el
dragón era la enseña que encabezaba todas las demás en la guerra, siendo
instituida como tal por Uter Pendragón, padre del rey Arturo. En el siglo 20 el
dragón fue incorporado oficialmente a las armas heráldicas del príncipe de Gales.
En el lejano oriente, el dragón conservó su prestigio
y es reconocido como una criatura benéfica. El dragón chino –lung- representa a Yang,
el principio celestial, de acción y masculino en la cosmología china del
Yin-Yang. Desde tiempos remotos se convirtió en el emblema de la familia
imperial y hasta la proclamación de la república en 1911 el dragón adornó la
bandera china.
Dragones japoneses
El dragón llegó a Japón junto con muchos
elementos de la cultura china y ahí, conocido como ryū o tatsu,
asumió las capacidades de cambiar de tamaño a voluntad hasta el punto de
convertirse en invisible.
Tanto los dragones chinos como japoneses,
aunque sean reconocidos como poderes del aire, normalmente no tienen alas. Los
dragones se encuentran entre las fuerzas de la naturaleza deificadas por el
Taoísmo.
Dragones
Chinos: Orígenes
Otra
vista alternativa, dada por He Xin, es que proviene de una especie de
cocodrilo, específicamente el Cocodrilus Porosis. Dado que este
animal es sensible a los cambios atmosféricos y prevee la llegada de la lluvia,
es que se lo asoció con el control del clima. Otras culturas que han asociado
al dragón como cocodrilo son
los babilonios, los indios y los mayas. Existe una leyenda china sobre la
Historia de Zhou Chu, un guerrero de la dinastía Jin, quien dice haber matado a
un dragón que infestó las
aguas de su pueblo; aparentemente, un cocodrilo.
El dragón chino
Era inigualable en sabiduría y su poder vino a
simbolizar, más que un benefactor de los hombres, al emperador que
se creía tenía sangre de dragón. Esta afinidad con el dragón es
demostrada en los emblemas en todas las actividades del emperador: en su trono,
en sus barcos, en sus banderas. Según Charles Gould, en su clásico trabajo
sobre la mitología china dice que “la
creencia en la existencia y la amistad del dragón está plenamente integrada en
la antigua historia china.
En “El
Rey Vih“,
el más antiguo de los libros chinos, cuyos orígenes están cubiertos de
misterio, describe los días cuando el hombre y el dragón vivieron apaciblemente
juntos e incluso tuvieron relaciones sexuales”. Y el dragón vino a
representar al emperador y al trono de China, mientras que el dragón principal
tenía su morada en el cielo.
En el año 212 a.C. el emperador Tsin-Shi-Hwang-Ti ordenó
la destrucción de todos los libros antiguos y la persecución de los hombres
ilustrados por un período de cuatro años, que llevó a que 460 sabios fueron
enterrados vivos. Durante esta supresión del conocimiento antiguo, “El Rey Vih” fue
considerado tan sagrado que fue eximido específicamente del decreto. A este respecto resulta sorprendente
que la antigua biblioteca de Alejandría fue quemada alrededor de este mismo
período de tiempo. Esa biblioteca albergaba también todos los textos sagrados y
más antiguos de las civilizaciones del Oriente. En esta obra clásica, muchos de los
emperadores antiguos son descritos teniendo como características las del dragón.
Por ejemplo del emperador Yaou (2.356 a.C.) se dice que fue concebido por un
padre dragón y una madre humana. El emperador Shun (2.255 a,C.) es descrito
teniendo la fisonomía de un dragón.
La forma enrollada de la serpiente o dragón jugó un
importante papel en la antigua cultura china. Personajes legendarios son representados con cuerpos de
serpientes. Algunos investigadores informan de que el primer
emperador de China legendario, el ‘Emperador Amarillo’ usaba una
serpiente en su escudo de armas. Cada vez que conquistaba una nueva tribu
incorporaba el emblema del enemigo derrotado en el suyo. Esto explica por qué
el dragón parece tener características diversas de otros animales. No hay
relación aparente con el dragón occidental. Desde sus orígenes el dragón chino evolucionó para
convertirse en un animal mítico. Para la dinastía Han la
apariencia del dragón se describía como un ser con el tronco de una serpiente,
las escamas de una carpa, la cola de una ballena, los cuernos de ciervo, la
cara de un camello, las garras de un águila, las orejas de un toro, los pies de
un tigre y los ojos de una langosta, además de tener una perla llameante bajo
su mentón. Los dragones chinos se representan ocasionalmente con alas de
murciélago creciéndoles de sus miembros delanteros, pero la mayoría carece de
ellas, si bien siguen siendo capaces de volar. Esta descripción concuerda con
las representaciones artísticas del dragón hasta la actualidad.
En el
Oriente se han construido numerosos templos para rezar a los dragones, pues se
los considera seres que controlan la lluvia, los ríos, los lagos y los mares
del mundo.
Muchas
ciudades chinas tienen pagodas dedicadas a quemar incienso y a rezar a los
dragones con el objetivo de captar su benevolencia.
Por ejemplo, la capilla “Black Dragon Pool Chapel”, cerca de Pekín, es una de las instituciones religiosas que adora a estos seres de luz. También la “Isla del Temple”, en Japón, se ha convertido en un sitio sagrado donde muchos peregrinos meditan y rezan a sus magníficos dragones.
Se
cuenta que el emperador
japonés Hirohito rastreó su abolengo y concluyó que uno de sus
antepasados había sido una princesa
hija del Dragón Rey del Mar...
Desde
entonces, muchos emperadores
asiáticos manifestaron tener algún antepasado dragón.
Los
primeros dragones fueron los que se emparentaban con las serpientes, asociados
a los cauces de agua, con cuernos y bocas de lagartos. Siguiendo a Karl Shuker,
uno de los expertos más destacados en draconología, la esencia de su origen,
más que del fuego, venía del agua.
Los
más famosas son el Leviatán
bíblico del libro de Isaías, el de Lambton en Inglaterra, el gwivre que provocaba
epidemias en Francia y la gargouille,
que expulsaba cataratas de las fauces y que inspiró las figuras de las gárgolas
de catedrales como Notre-Dame, por ejemplo. También los lindorms de Europa
central, que devoraban esqueletos en los cementerios y vulneraban las iglesias.
Del mismo modo estaba la amphisbaena,
una serpiente-lagarto de dos cabezas; en los bestiarios medievales se
detallaban sus propiedades medicinales (su piel podía servir de protección
durante el embarazo). Igual en el antiguo Egipto aparecía Apep o Aphofis, el dios
serpiente-dragón del caos y la oscuridad, quien intentaba tragarse la Barca del
Sol del dios Ra cuando transitaba por el inframundo.
La
raza más parecida a cómo nos imaginamos un dragón hoy es el wyvern; incluso su
figura ha inspirado cuadros en que es el
arcángel Miguel quien lo vence con su espada celestial. La
evocación del dragón que expele fuego, con alas de murciélago y garras de
felino, se incorporó al cristianismo como símbolo del Maléfico. Por eso, es tan
famosa también la imagen de San
Jorge –como un héroe mitológico- derrotándole.
El
dragón se hizo entonces inseparable del cristianismo. Andrés Paez y Horacio
Moreno en su “Tratado universal de dragones” abordan el tema de la Orden del Dragón,
que como los Templarios fue creada en 1408 por Segismundo, emperador del Sacro
Imperio Romano Germano. El dragón siempre ha estado asociado al apocalipsis y a
los ángeles caídos, los hechos de las cruzadas aumentarían esa leyenda: a esta
orden perteneció un señor feudal llamado Vlad, quien tomó el apelativo de
“Dracul”, un término que venía de la raíz latina: draco, que significaba
dragón. Por eso, su hijo, el sanguinario empalador, que dio origen al mito del
vampiro de Transilvania, se hizo llamar Drácula:
el hijo del dragón.
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lunes, 18 de junio de 2012
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